La TELEVISIÓN me lo HA DADO TODO

Hola de nuevo!

Después de unas semanas sin publicar, regreso a mi wordpress. Y digo «regreso» porque he estado ocupada poniendo a punto el blog de La 8 León www.la8leon.wordpress.com. Como os comenté en el anterior post, ahora publicaré allí los temas relacionados con el magazine León es Así y demás contenidos sobre el canal.

Han sido unas semanas de mucho trabajo. No es una queja, es una mera descripción. Lo cierto es que yo me siento mejor cuando hay tarea, cuando tengo mi mente ocupada en diferentes proyectos, cuando me siento en el sofá solo para descansar y no por aburrimiento. Sé que muy poca gente entiende esta pasión tan enérgica por la tele… pero no puedo evitarlo. Es mi tabaco para los fumadores. Mi chocolate para los golosos. O mi guitarra para los músicos.

Dicen que las obsesiones no son buenas, que te hacen perder la cabeza y que, con el tiempo, se convierten en auténticos problemas para uno mismo. Pero yo no creo que sea una obsesión. Es amor. Amor por mi profesión, por la televisión… ¿Cómo sé que estoy en lo cierto? Porque me hace feliz, porque me regala una sonrisa y porque me hace sentir realizada.

Aún recuerdo la primera vez que cogí un micrófono. Tenía 5 años y vivía en La Bañeza. Al lado de mi casa había un bar y su dueño tenía un magnetofón con un botón que ponía REC y servía para grabar audio externo. El radio-cassette de mi madre también lo tenía y, de hecho, alguna que otra canción grabé con el señor Julio y su acordeón, pero no sabía que existiese la posibilidad de acoplarle una cosa llamada micrófono que solo recogía tu voz y te hacía parecer una artista de verdad, como las que veía en la tele. Tal era mi «obsesión» por ese aparato que, con cinco años de edad, solo pensaba en ir al bar…

Mis padres no tuvieron más remedio que comprarme uno. No un bar, sino un micrófono… Este era más bonito y moderno. Era gris y pesaba menos. Perfecto para mí. Funcionó hasta que llegó mi hermana al mundo 8 años después y… ¡qué voy a contaros a los hermanos mayores que no sepáis! (con todo mi cariño a Celeste a la que ADORO)

A partir de ese momento, todo lo que tuviera que ver con los micrófonos y la televisión, me obnubilaba.

La música siempre fue una de mis motivaciones pero la televisión me conquistó desde los 3 años cuando La Bola de Cristal y Cajón Desastre me enseñaron un mundo en el que quería estar costara lo que costara. Y costó… ¡vaya que si costó! Pero la recompensa está siendo muy gratificante.

Cuando tengo malos momentos o la tristeza llama a la puerta para quedarse, echo la vista atrás y recuerdo todo esto. Intento ponerme en la piel, en la mente y en el corazón de esa niña que con apenas 5 años ya fantaseaba con un lugar que ni siquiera sabía que existía. Después retrocedo 15 años e intento mirar a través de los ojos de mi adolescencia, cuando estudiaba en el IES Valles de Luna de Santa Mª del Páramo y todos me conocían por ser aquella loca por el teatro, la radio, la revista y todo aquello que supusiese un escenario, un micrófono o un papel. Si se hace bien, es un método infalible para apartar el llanto o la amargura.

Ya con 13 años empecé a planear mi futuro. Estudiaría Arte Dramático en la RESAD de Madrid, trabajaría donde fuese para pagar mis estudios y asistiría a todos los castings del mundo. Haría mil y un cursos de locución, doblaje, comunicación, idiomas… Tenía una energía desbordante que me proporcionaba esa pasión por un mundo que a mí me parecía fantástico.

Pero la vida siempre te pone a prueba… No importa lo que planees porque jamás saldrá como tú pensabas. El destino te llevará por otros derroteros y solo dependerá de ti saber superar esos problemas que se te presentan en el camino.

A los 17 años y con una hermana de 9, perdí a mi madre de un cáncer de pecho. Tenía 39 años. Demasiado joven. Fueron momentos muy duros para todos…

Todo cambió. Mi vida, la vida de mi hermana, la de mi padre…

Sin embargo, el destino también te da alegrías si estás receptivo y no le guardas rencor. Solo tienes que tener los ojos muy abiertos para no perder las oportunidades que pasan frente a ti cada día.

No pude irme a Madrid a estudiar lo que quería pero jamás tiré la toalla. Si no podía coger el camino que había pensado, tomaría otro aunque me llevase más tiempo y esfuerzo.

Me tomé un año sabático en los estudios con el objetivo de reencontrarme conmigo misma. Trabajé en orquestas y supermercados para tener mis ahorros y me apunté a todos los castings que publicaban en la tele. En algunos la suerte me sonrió…

Al año siguiente (2002), empecé a estudiar en Armunia (León) el ciclo formativo de Técnico Superior en Audiovisuales y Espectáculos (para que nos entendamos, cámara y realizador de TV), colaboré en Los 40 Principales con Mures durante 4 años, realicé las prácticas del módulo en Localia y, así, poco a poco, fui entrando en la televisión.

No soy periodista pero tampoco considero que lo sea a pesar de llevar trabajando como tal casi 10 años. Soy una mujer de la comunicación, del espectáculo, del entretenimiento, de la diversión, de las sonrisas… Mi gran pasión no es salir en la tele aunque, hay que reconocer, que eso te da valor, mi gran pasión es HACER TELE, ya sea detrás o delante de la cámara.

Amo la televisión porque la televisión me lo ha dado todo… 

Con todo mi cariño para la gente que ha formado parte de este recorrido y me ha ayudado a crecer, tanto personal como profesionalmente.