CASA TARRADELLAS y CAMPOFRÍO: en busca de valores

Hay historias que emocionan, que ponen los pelos de punta, que te hacen analizar las cosas desde una perspectiva diferente, mafaldahistorias que te hacen recapacitar y aunque, a priori, en muchos casos no cambien nada, a la larga suponen toda una enseñanza y un estímulo para dar un giro a nuestra forma de actuar o pensar.

Todos estamos de acuerdo en una cosa: lo estamos pasando francamente mal, unos más que otros. Sin embargo, hay dos formas de afrontarlo. Una, con una fuerza y con un optimismo ejemplarizante. Y dos, escondiéndose bajo el paraguas de la tristeza, compadeciéndose de uno mismo y amparándose en el victimismo hasta el fin de los días. ¿Y quién decide qué camino tomar?. Pues uno mismo. Todo sabemos que el primero es el más difícil, pero también sabemos que es el único de los dos que podrá llevarnos a la felicidad.

En la televisión, cada vez más, podemos ver anuncios que nos cuentan historias de las que sacar una enseñanza de vida. Son anuncios y su objetivo es vendernos un producto, sí, pero el mensaje que envían refleja una realidad que se está convirtiendo en ficción. Y es que estamos aprendiendo a criticarlo absolutamente todo, a buscar cualquier excusa para estar enfadados, a echarle la culpa al vecino de nuestros males… Y hemos desaprendido a buscar una solución que dependa de nosotros mismos, tenemos menos paciencia y castigamos las equivocaciones de loscrisis valores demás aunque nosotros también cometamos los mismos errores. Hemos perdido el sentimiento de unidad y familiaridad que tanto caracteriza a la gente mayor que vive en los pueblos. Nos hemos independizado en todos los aspectos y no admitimos que nadie atraviese el muro que hemos levantado para diferenciarnos del resto. Habremos desarrollado nuevos conceptos de medicina y/o tecnología, pero hemos retrocedido siglos en valores. No somos nada condescendientes y, la empatía, como ya he dicho en alguna otra ocasión, es una palabra desconocida para muchos. Hay un «chiste» que refleja muy bien este cambio: Le pregunta una nieta a su abuela:Abuela, ¿cómo has conseguido llegar a los 60 años de casada?. Y responde la abuela: – Porque a nosotros nos enseñaron que, cuando un pantalón se rompía, había que remendarlo y no tirarlo a la basura.

También es cierto que es muy fácil sentarse delante del ordenador y escribir sobre la crisis de valores, el desapego de la nuevas generaciones y la falta de actitud positiva en las personas, lo difícil es hacer algo por cambiar todo eso, aunque sea un poquito, y de ahí que antes haya mencionado los anuncios de televisión.

Con la que está cayendo, todos necesitamos un empuje, algo que nos haga reaccionar, una historia que nos conmueva. Los anuncios de  Casa Tarradellas y el nuevo de Campofrío son un ejemplo. En mi caso, me he quedado pensativa unos instantes después de verlos y he necesitado exponer en este blog mis pensamientos para aquellos que queráis leerlos. Cada anuncio ronda los 3 minutos de duración y no podrían explicar mejor el lado positivo de las cosas, aquello que nos hace levantarnos de la silla y gritar a pleno pulmón que hay que seguir hacia adelante, que en algún momento encontraremos ese atisbo de esperanza que necesitamos para salir del bache… Cierto que desde dentro no se ve salida alguna pero hay luchar con todas nuestras fuerzas hasta conseguir ver la luz, y para ello, debemos poner de nuestra parte.

Con todo esto no prentendo sentar cátedra, simplemente me apetecía compartir con vosotros esta visión de la vida a pesar de que, en el 95% de las veces, haga lo contrario a lo que predico por falta de costumbre y por resultarme más facil coger ese segundo camino, pero no me siento orgullosa de ello. Por ese motivo, me esfuerzo para reducir ese porcentaje de «equivocación» y, os aseguro, que cada día soy un poquito más feliz.

Gracias J.Lee

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